02/03/2009
Antonio del Castillo y Eva Casanueva han pasado de la incertidumbre de que su hija Marta fuese encontrada con vida, después de su desaparición el pasado día 24 de enero, a la certeza y la angustia de poder recuperar su cadáver de las fangosas aguas del río Guadalquivir, una vez detenido su presunto asesino.
El día 14 de febrero la Unidad Militar de Emergencias (UME) recibe un aviso de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias y de la Dirección General de Política de Defensa (DIGENPOL), en la que se informa de la necesidad de que efectivos de la UME se unan al despliegue dispuesto por el Delegado del Gobierno en Andalucía, en su propósito de rastrear las aguas del río Guadalquivir donde se supone ha sido arrojado el cuerpo sin vida de la joven Marta del Castillo.
El operativo lo forman, entre otros, miembros de la Guardia Civil, Policía, Policía Adscrita y Bomberos de Sevilla, y a partir de ese momento, la UME.
En principio, se activó un elemento de intervención del BIEM II, con sede en la Base Aérea de Morón (Sevilla), formado por 27 militares y 3 embarcaciones: 2 zodiacs y una semirrígida. Su trabajo, dirigido desde el Puesto de Mando Avanzado instalado en Puerto Gelves, consiste en rastrear una zona del río, procurando cerciorarse, con sus equipos de buzos, de cualquier bulto que pueda aparecer. El Batallón dispuso en cada embarcación a un patrón, dos rescatadores y dos buceadores. Esta configuración va a permanecer inalterable durante el tiempo que dure la búsqueda.
La exploración del río plantea desde un principio serias dificultades, el caudal es abundante por las recientes lluvias caídas en los últimos días. El fango y el lodo hacen impenetrables las aguas para los buzos. La visibilidad se reduce a unos centímetros escasos. La investigación se amplía, se trabaja más detallada y minuciosamente, es preciso reconocer un cauce de 100 km de largo que llega a su fin en la localidad de Sanlúcar de Barrameda, en un estuario que tiene unos 500 m de anchura que desemboca en el océano Atlántico. En cualquier punto se puede encontrar el cuerpo de Marta.
Los efectivos del BIEM II asumen una zona de responsabilidad con un punto de partida en el puente de Camas. El jefe de Batallón, el teniente coronel Juan Ramón Rodríguez Claudio, amplía su equipo de 93 a 114 efectivos. La labor no se ciñe solo al cauce del río, ahora se rastrean palmo a palmo los márgenes. La Policía lanza varios señuelos al agua con el peso y las dimensiones del cuerpo de Marta tratando de recrear lo sucedido sobre la base de las mareas y corrientes del Guadalquivir.
Todo el escenario es recorrido por los miembros de la UME en un período de 16 jornadas, con una media de casi 100 militares por día, en una zona de rastreo de más de 800 km. Las labores se iniciaban a primera hora de la mañana con una reunión de coordinación en el Puesto de Mando, para a continuación iniciar las tareas de rastreo sin interrupción hasta que la falta de luz solar impedía proseguir con la investigación.
Los componentes de los distintos batallones de la UME poseen una formación en constante desarrollo basada en la lucha contra incendios forestales, grandes nevadas, inundaciones, derrumbes, emergencias tecnológicas, y demás catástrofes naturales. La modalidad de buceo se encuentra en fase de formación en centros civiles y militares especializados. Esto, sin embargo, no está restringiendo la disposición y aptitud de esta Unidad para enfrentar situaciones críticas como en este caso concreto.
La UME mantendrá su dispositivo de búsqueda y colaboración con el resto de cuerpos del Estado hasta que el cadáver sea encontrado o el operativo sea retirado.