17/10/2024
La Estación de Clasificación Descontaminada (ECD) puede ser tanto fija como portátil. Esta última es instalada por la UME y está diseñada para clasificar y descontaminar a la población
El 16 de octubre, la Unidad Militar de Emergencias (UME) ha llevado a cabo un simulacro de emergencia nuclear desarrollado en Brihuega, Guadalajara. Este ejercicio, tuvo como objetivo principal la evaluación de la capacidad de respuesta ante un posible escape radioactivo y la verificación de la coordinación de recursos estatales y extraordinarios no contemplados en el Plan de Emergencia Nuclear de la provincia (PENGUA).
El simulacro se enfocó a la activación del plan de respuesta exterior de la Central Nuclear de Trillo ante un escape radiactivo, que podría requerir la evacuación de las poblaciones cercanas, haciendo necesario en este caso, la activación del PENGUA.
El ejercicio involucró a diversas instituciones como la Guardia Civil, Policía Local, Cruz Roja y Protección Civil, demostrando la importancia de una respuesta coordinada en emergencias complejas. Las acciones incluyeron la evacuación de alumnos del Instituto Cifuentes, mediante autobuses de la Unidad Militar de Emergencias, escoltados por la Guardia Civil y su traslado a la Estación de Clasificación y Descontaminación (ECD). Estas estaciones pueden ser tanto fijas como portátiles, las cuales son instaladas por la UME y están diseñadas para clasificar y descontaminar a la población, antes de ser llevada al Centro de Atención al Ciudadano (CAC) o al Área Básica de Recepción Social (ABRS), para su filiación y alojamiento.
La coordinación de la operación, se gestiona desde el Centro de Coordinación Operativa (CECOP), que dirige y ejecuta las estrategias, mientras que el Puesto de Mando Avanzado (PMA), se encarga de implementar las instrucciones en el terreno. Esta estructura organizativa, asegura que los recursos sean desplegados de manera eficiente y que las órdenes de la dirección del CECOP, sean ejecutadas de forma inmediata.
Además, el uso de tecnología avanzada, como drones para la vigilancia o la dosimetría (medición de la radiación en el ambiente), ha mejorado significativamente la capacidad de respuesta de la Unidad Militar de Emergencias, permitiéndoles identificar y evaluar rápidamente las zonas más afectadas por la radiación.
En situaciones de emergencia nuclear, el control de la exposición a la radiación es crucial. Dicha radiación se mide en sievert (Sv), la unidad que cuantifica la dosis de radiación ionizante recibida por una persona. Los efectos de la radiación pueden clasificarse como deterministas o estocásticos. Los deterministas ocurren con certeza si se supera un determinado umbral de exposición y pueden provocar daños inmediatos en los tejidos. Por otro lado, los efectos estocásticos son probabilísticos y pueden generar una enfermedad, aunque no se esté expuesto. La intervención de la UME, se centra en minimizar la exposición del personal y de la población, mediante procedimientos de descontaminación y equipos de protección con máscaras NBQ y filtros especializados.
La preparación de la UME para enfrentar emergencias nucleares no es un proceso improvisado, sino que se fundamenta en un protocolo de colaboración establecido desde 2013, con las centrales nucleares españolas, que busca mejorar los protocolos de colaboración y garantizar una actuación eficiente en situaciones críticas.
Este acuerdo ha sido clave para la formación especializada de los miembros de la Unidad Militar de Emergencias, especialmente de aquellos integrados en el Grupo de Intervención de Emergencias Tecnológicas y Medioambientales (GIETMA). Este grupo, es responsable de la intervención en emergencias de alto riesgo, entre las que se encuentran las de tipo nuclear, y requiere una instrucción técnica y táctica que va más allá de la formación convencional. Su capacitación incluye el manejo de equipos de reconocimiento, identificación y señalización radiológica, así como la gestión de estaciones de descontaminación
El simulacro en Trillo no solo ha sido una prueba de la capacidad de respuesta de la Unidad Militar de Emergencias ante un incidente nuclear, sino también una reafirmación del compromiso de la Unidad y de todas las instituciones involucradas, en garantizar la seguridad de la población. Esto demuestra que, su labor coordinada con las centrales nucleares y los organismos de seguridad y protección civil, es esencial para mantener altos estándares de preparación y actuación ante lo impredecible.